Cuando somos pequeños nuestras decisiones son así, pequeñas porque aún no tenemos la capacidad y las habilidades suficientes para asumir muchas responsabilidades. Eso lo entendí bien la semana pasada, cuando estaba a punto de tener una nueva hermana que sería de mi especie. La historia fue terrible en su desenlace.
Un joven vecino tiene un amigo que ahora regala cachorros de french y mi mamá había pensado en que tal vez sería bueno para mí el tener una amiguita y “¿quién sabe si Fanny sea maternal con ella y la adopte como hija?”. Al enterarme de eso, me ilusioné muchísimo, ya tenía dispuesto todo, su lugar para descansar, sus alimentos especiales, los juegos que le enseñaría y me había pasado practicando cómo le iba a enseñar a ladrar fuerte. Bueno, pues se suscitó un problema porque no sólo yo sería la responsable del cuidado del presunto nuevo miembro de la familia, a quien llamaríamos Alaska, El cuidado de un nuevo ser incluye la atención de todos los miembros de una familia y cuando alguno de ellos no muestra la disposición para ello, no hay más qué hacer.
El jueves por la noche, después de una discusión acalorada, mi mami lanzó una sentencia: “¡No habrá más perros aquí!”. Yo me sentí muy triste y enojada, no sabía por qué mi mamá había decidido eso y quise indagar.
Luego, cuando estuvimos más tranquilos, ella me explicó que hay cosas en las que nos niños o los cachorros no podemos intervenir porque en un acto se incluye una serie de responsabilidades y me dio el ejemplo de la siguiente manera:
“Mira, Fanny, los niños aún no pueden tomar decisiones por sí solos si son muy importantes pues aún no tienen conformado un juicio a largo plazo. La responsabilidad que conlleva la adopción implica mucha responsabilidad porque tenemos que cuidar al nuevo ser para que crezca pleno y sano, feliz y bien cuidado. Requiere llevarla a la veterinaria para que esté protegida de las enfermedades, ayudarle a aprender a controlar los esfínteres, darle una alimentación adecuada a su edad, jugar con ella, darle un espacio propio para dormir, etc. Como no hay la disposición de todos los miembros de la familia para ello, no hay adopción”.
Yo me sentí muy triste, pero creo que no podría afrontar yo sola la responsabilidad.
Bueno, así es con todos los niños, tenemos la libertad para elegir el color que más nos guste, el de elegir, cuando nuestros padres nos lo permitan, el alimento que vamos a comer; el juego que habremos de jugar, la ropa que vamos a vestir este día, etc., pero no podemos tomar decisiones que serían trascendentales para nosotros y los demás porque no tenemos aún la madurez. ¡GUAU!
ACTIVIDAD 1. En tu cuaderno de Formación Cívica y Ética escribe la fecha y tu nombre. Luego, como título escribe Mis decisiones. A continuación, redacta un texto en el que expreses cuáles son las decisiones más importantes que has tomado en tu vida y cómo afectaron (positiva o negativamente) a los demás.